jueves, 16 de abril de 2009

Entre esos tipos y yo hay algo personal




Ando, estos días, con la auto-observación de las sensaciones, las ideas y las resonancias que me ha producido la lectura del texto que recoge las conclusiones de la reciente cumbre del G-20.

De esa declaración, me ha generado especiales sugerencias el tercero de sus apartados, cuya contenido es el siguiente:

“Partimos de la creencia de que la prosperidad es indivisible; de que el crecimiento, para que sea constante, tiene que ser compartido; y de que nuestro plan global para la recuperación debe centrarse en las necesidades y los puestos de trabajo de las familias que trabajan con ahínco, no sólo en los países desarrollados, sino también en los mercados incipientes y en los países más pobres del mundo; y debe reflejar los intereses no sólo de la población actual, sino también de las generaciones futuras. Creemos que el único cimiento sólido para una globalización sostenible y una prosperidad creciente para todos es una economía mundial abierta basada en los principios de mercado, en una regulación eficaz y en instituciones globales fuertes.”

Lo primero que se me ocurre, al leer ese párrafo, es gritar:

¡¡¡Y UNA MIEEERDA…!!!

Pero, dado que soy un chico educado, me abstendré de proferir tan malsonante exabrupto e intentaré explicarme.

Eso es una gran locura.

En primero de parvulitos de teoría de sistemas se aprende que, en cualquier entorno sistémico, TODO CRECIMIENTO CONSTANTE ES INSOSTENIBLE.

Luego, asociar prosperidad a crecimiento constante, hablando después de compartir y de familias que trabajan con ahínco, es pura demagogia.

Todo crecimiento constante nos lleva a la autodestrucción.

Basta ya de economistas analfabetos de la condición humana.

Basta ya de modelos económicos que presuponen, en un ejercicio que pasa de la demagogia al cinismo, que los recursos de este planeta son ilimitados.

Los sistemas son destruidos por la iteración sostenida de circuitos de retroalimentación positiva. Si los recursos son finitos, el colapso está servido. Solo es una cuestión de tiempo.

Esto no se aguanta.

El modelo que tenemos es una loca carrera hacia la autodestrucción.

Cuanto más insistamos en “volver a la senda del crecimiento constante”, más rápidamente estaremos contribuyendo al desastre.

El cinismo se recrudece ostensiblemente cuando, unas frases más allá, en ese mismo apartado tercero, se hace referencia a los intereses de las generaciones futuras (sic) y a una prosperidad creciente para todos (sic).

O sea que este modelo capitalista, de corte depredador, que esquilma irreparablemente los recursos de este planeta debido a su necesidad perversa de crecer de forma constante, es el que se va a preocupar de los intereses de las generaciones futuras y el que va a constituirse en el garante y en el motor de una prosperidad creciente para TODOS…

¡¡VENGA YA…!! (Por decirlo suavecito).

SOLO TRABAJANDO DESDE UN PARADIGMA BASADO EN EL DECRECIMIENTO SOSTENIBLE PODREMOS EVITAR LA AUTODESTRUCCIÓN.

Ahhh…, pero no te lo pierdas, el encabezado del último párrafo de la declaración, representa el sutil corolario de la perversión, la demagogia y el cinismo extremo. Este es su contenido:

Nos hemos comprometido a trabajar juntos con urgencia y determinación para transformar estas palabras en hechos…”

Sin comentarios (por mi parte).

Quizás a ti se te ocurra alguno.

Os dejo con Serrat, que me presta su voz para ponerle palabras a mis sentimientos. Gracias Joan Manuel.

5 comentarios:

Alfonso Vázquez dijo...

Interesante y vibrante, Juan, pero... Como viejo militante, no quiero caer hoy en los errores de fondo que nos costaron la derrota. Te adjunto un par de párrafos de un documento que estoy escribiendo para Innobasque.
"Lo que es nuevo en el capitalismo, y que es viejo porque permanece hoy intocado e intocable, no desvelado, es una lógica cuasinatural , no ligada a “buenos y malos”, ni a “héroes ni villanos”, fundamentada en dos planos que se interconectan sin solución de continuidad: La lógica de la acumulación como motor vital del sistema sustentada en un muy específico, históricamente determinado y único en la historia de la humanidad, concepto del trabajo. Me adentro en este enfoque.
Una primera advertencia: El rumbo que voy a seguir será del agrado de pocos, porque desmonta los sistemas de antagonismo que forman parte esencial de nuestros sistemas identitarios: Antagonismo de la izquierda y la derecha, antagonismo de patronos y obreros, antagonismo del capitalismo con el socialismo... y nos remite a otra forma de antagonismo: Antagonismo de la sociedad (del malestar) con las lógicas (capitalistas, pues son las claramente imperantes) que la constituyen, antagonismo de la política (entendida como derivación de polis, el origen del concepto) con su esencialidad en nuestras sociedades, antagonismo del ser-devenir con la lógica que le atenaza y que no logra desvelar, como en un relato kafkiano. Es decir, ya no hay el Otro, ahora toda construcción constituyente es inmanente, se despliega desde las contradicciones entre lo que deseamos y lo que “nos ocurre”... Y es por eso que se torna tan difícil, no sólo de transitar, sino incluso de formular."

Juan Palacios dijo...

Mi gratitud, Alfonso, por compartir las reflexiones de tu amniótico y simbiótico escrito.

Un abrazo de corazón para ti.

gustavo dijo...

Al fin un post realista.. los hay muy pocos...

Gustablog

Juan Palacios dijo...

Gracias Gustavo por tus palabras.

Te envío un abrazo grande.

Brenda dijo...

Iba a escribir algo parecido en mi blog justamente con esa canción de grandísimo Serrat...

Sólo que aplicado al "buen manejo" de México, ya que nuestra situación cada vez "va mejorando" (ajá... sigue soñando)

Saludos!
Buenos puntos de vista
BSM

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