jueves, 30 de abril de 2009

¿Para cuándo el S.A.T. en la organización?

Ando preocupado porque algunos de los movimientos de transformación organizacional que sigo, reconozco y respeto, plantean, como uno de los ejes basales de esa transformación, el considerar a la persona como punto de partida.

Digo que ando preocupado, porque el nivel de desarrollo de la conciencia que hay detrás de considerar a la persona como centro, limita profundamente una verdadera transformación.

Como ya he escrito en diferentes ocasiones, persona es máscara, es introyecto, es coraza, es carácter secuestrado, es mecanismo de defensa, es compulsión de repetición inducida…

Ninguna libertad profunda, ninguna transformación esencial, ninguna liberación del ser, ninguna búsqueda ontológica se producirá si nos limitamos a la dimensión persona.

Un persona solo es la concreción adaptativo-defensiva de un ser humano pleno de potencialidades, amputado y castrado por la neurosis adaptativa que ha tenido que construir para sobrevivir.

Sólo des-construyendo esa dimensión impuesta, esa coraza neurótica que nos ayudó a sobrevivir de pequeños y que nos está robando nuestra autenticidad y nuestra libertad en la adultez, sólo vomitándola y reapropiándonos de nuestras potencialidades, podremos generar auto-transformaciones que engendren transformaciones organizacionales.

Para ello, el proceso más integral, más profundo y más efectivo que conozco, es el programa S.A.T. de Claudio Naranjo.

Por eso me pregunto…

¿Para cuándo el S.A.T. en la organización?

¿Cuándo las organizaciones se van a dar cuenta de que sólo un movimiento decidido hacia la transformación del ser puede transformar la dimensión organizacional?

Os dejo con un video que explica el proyecto S.A.T. en la educación.

Espero que, más temprano que tarde, podamos ver ese desarrollo de la conciencia, ese cambio que queremos ver en el mundo, también en las organizaciones.

martes, 21 de abril de 2009

El Trivial de la Interdependencia: taller sin coste para empresas sociales


“En una hora de juego se puede descubrir más acerca de una persona que en un año de conversación”.
Platón

Durante los últimos años, he diseñado un taller con un formato de “Juego-Simulador-Micromundo”, para vivenciar, experienciar y desarrollar la cooperación y la sinergia en los equipos que trabajan en condiciones de incertidumbre y complejidad.

Su nombre es EL TRIVIAL DE LA INTERDEPENDENCIA.

He impartido ese micromundo, con excelente acogida, para equipos de alto nivel, en Empresas, en Organizaciones y en Escuelas de Negocio.

Ahora, he decidido, como parte de mi contribución al ámbito social, solidario y cooperativo, ofrecer ese taller, sin coste alguno (o con costes muy reducidos), a empresas sin ánimo de lucro, a fundaciones, a asociaciones, a organizaciones no gubernamentales, a redes de emprendedores y, en general, a proyectos de interés social.

Si formas parte de alguno de esos colectivos, o conoces a otras personas que pertenezcan a alguno de ellos, aprovecho esta ventana libre, abierta al mundo, para invitarte a ponerte en contacto conmigo y otear espacios que puedan aproximarnos a la posibilidad de realizar esa sorprendente y transformacional experiencia que os propongo.

Podéis saber más acerca de mi propuesta, si consultáis los siguientes enlaces:

Micromundos Tricerados.
El Trivial de la Interdependencia.
Micromundos e Incertidumbre.

Espero vuestros planteamientos.


jueves, 16 de abril de 2009

Entre esos tipos y yo hay algo personal




Ando, estos días, con la auto-observación de las sensaciones, las ideas y las resonancias que me ha producido la lectura del texto que recoge las conclusiones de la reciente cumbre del G-20.

De esa declaración, me ha generado especiales sugerencias el tercero de sus apartados, cuya contenido es el siguiente:

“Partimos de la creencia de que la prosperidad es indivisible; de que el crecimiento, para que sea constante, tiene que ser compartido; y de que nuestro plan global para la recuperación debe centrarse en las necesidades y los puestos de trabajo de las familias que trabajan con ahínco, no sólo en los países desarrollados, sino también en los mercados incipientes y en los países más pobres del mundo; y debe reflejar los intereses no sólo de la población actual, sino también de las generaciones futuras. Creemos que el único cimiento sólido para una globalización sostenible y una prosperidad creciente para todos es una economía mundial abierta basada en los principios de mercado, en una regulación eficaz y en instituciones globales fuertes.”

Lo primero que se me ocurre, al leer ese párrafo, es gritar:

¡¡¡Y UNA MIEEERDA…!!!

Pero, dado que soy un chico educado, me abstendré de proferir tan malsonante exabrupto e intentaré explicarme.

Eso es una gran locura.

En primero de parvulitos de teoría de sistemas se aprende que, en cualquier entorno sistémico, TODO CRECIMIENTO CONSTANTE ES INSOSTENIBLE.

Luego, asociar prosperidad a crecimiento constante, hablando después de compartir y de familias que trabajan con ahínco, es pura demagogia.

Todo crecimiento constante nos lleva a la autodestrucción.

Basta ya de economistas analfabetos de la condición humana.

Basta ya de modelos económicos que presuponen, en un ejercicio que pasa de la demagogia al cinismo, que los recursos de este planeta son ilimitados.

Los sistemas son destruidos por la iteración sostenida de circuitos de retroalimentación positiva. Si los recursos son finitos, el colapso está servido. Solo es una cuestión de tiempo.

Esto no se aguanta.

El modelo que tenemos es una loca carrera hacia la autodestrucción.

Cuanto más insistamos en “volver a la senda del crecimiento constante”, más rápidamente estaremos contribuyendo al desastre.

El cinismo se recrudece ostensiblemente cuando, unas frases más allá, en ese mismo apartado tercero, se hace referencia a los intereses de las generaciones futuras (sic) y a una prosperidad creciente para todos (sic).

O sea que este modelo capitalista, de corte depredador, que esquilma irreparablemente los recursos de este planeta debido a su necesidad perversa de crecer de forma constante, es el que se va a preocupar de los intereses de las generaciones futuras y el que va a constituirse en el garante y en el motor de una prosperidad creciente para TODOS…

¡¡VENGA YA…!! (Por decirlo suavecito).

SOLO TRABAJANDO DESDE UN PARADIGMA BASADO EN EL DECRECIMIENTO SOSTENIBLE PODREMOS EVITAR LA AUTODESTRUCCIÓN.

Ahhh…, pero no te lo pierdas, el encabezado del último párrafo de la declaración, representa el sutil corolario de la perversión, la demagogia y el cinismo extremo. Este es su contenido:

Nos hemos comprometido a trabajar juntos con urgencia y determinación para transformar estas palabras en hechos…”

Sin comentarios (por mi parte).

Quizás a ti se te ocurra alguno.

Os dejo con Serrat, que me presta su voz para ponerle palabras a mis sentimientos. Gracias Joan Manuel.

miércoles, 15 de abril de 2009

El pensamiento ANALÓGICO


“Un pensamiento es una mirada al presente a través de toda una vida”
Óscar Vilarroya

Después de haber dedicado una entrada al pensamiento ANLICO y otra al pensamiento LATERAL, ahora le toca el turno al pensamiento ANALÓGICO.

El pensamiento analógico (el que se da por analogía), es un proceso consistente en extrapolar una estructura de razonamiento cognitivo, desde un dominio más fácil, conocido o cercano (dominio fuente o dominio base), a otro dominio más complejo, desconocido o lejano (dominio objetivo o dominio meta). Para que la extrapolación sea eficaz, ambos dominios deben tener estructuras de planteamiento y de resolución equivalentes.

Utilizamos, pues, esta tipología de pensamiento, cuando, ante cualquier decisión, resolución o aprendizaje nuevo que pretendemos realizar; de forma deliberada o inconsciente, efectuamos la traslación de un procedimiento cognitivo (y emocional e instintivo) ya interiorizado en un dominio anterior, a un nuevo dominio.

Las ideas fuerza que describen, definen y caracterizan esta tipología de pensamiento, son las siguientes:

· El pensamiento analógico es un tipo de razonamiento muy extendido y de uso constante (y muchas veces inconsciente) en los procesos que utilizamos habitualmente para resolver problemas, tomar decisiones o desarrollar nuevos aprendizajes.

· Para que el pensamiento analógico sea efectivo, la traslación del procedimiento cognitivo que se efectúa, debe realizarse entre dominios que compartan estructuras de funcionamiento sustancialmente iguales.

· El proceso de traslación de la estructura relacional cognitiva, consta de las siguientes fases:

1.-En primer lugar hay que acceder a la información esencial que define el problema situado en el dominio fuente.

2.- Después, tenemos que recuperar, de nuestra memoria a largo plazo, la información esencial de ese problema base.

3.- Y, finalmente, una vez recuperada la información, tenemos que establecer las relaciones adecuadas entre el problema fuente y el problema objetivo.

· Habitualmente, en el proceso de establecimiento de las relaciones entre el dominio fuente y el dominio objetivo, se generan razonamientos tangenciales que comportan la constitución de reglas, procedimientos y representaciones, de carácter general.

· El proceso de extrapolación de la estructura de un dominio fuente a un dominio objetivo no deja de ser un procedimiento heurístico (conjunto de “pseudo-reglas” subjetivas mediante las cuales generamos escenarios y procesos cognitivos para decidir en entornos de incertidumbre probabilística). Esto es así, debido a que, mediante el pensamiento analógico, planteamos la hipótesis de que, a partir de una estructura de conocimiento asumida, en un escenario determinado, podemos realizar la traslación de ésta a un nuevo escenario, y, de esa forma, resolver un problema distinto. Evidentemente, realizamos esa traslación porque inferimos que ese nuevo escenario se rige por las mismas reglas que el primero de ellos (reglas que nosotros conocemos).

· Por tanto, en el pensamiento analógico, la transferencia será positiva si, efectivamente, el dominio fuente y el dominio objetivo, comparten estructuras equivalentes. Sin embargo, la transferencia será negativa si nos equivocamos en nuestra inferencia y, contrariamente a lo que pensábamos, las estructuras críticas de ambos dominios no son equivalentes, y por tanto, es incorrecto realizar extrapolaciones. Esta última circunstancia, la de generar traslaciones o generalizaciones inadecuadas, es mucho más frecuente de lo que la mayoría de las personas creen, siendo una de las claves más importante de muchos errores cognitivos y significando, cómo no, una de las fuentes más habituales de nuestro secuestro escenarial.

· El pensamiento analógico sería pues, un pensamiento reproductivo. Es decir, un pensamiento que utiliza métodos, estrategias, procedimientos y comportamientos ya conocidos, para abordar nuevos problemas, nuevas decisiones o nuevas situaciones.

· Cuando nos enfrentamos por primera vez a un problema, de forma indefectible y automática, ponemos en marcha razonamientos ya aprendidos en anteriores situaciones. Esa disposición previa nos condiciona significativamente en nuestra forma, ya no sólo de resolver, sino incluso de procesar y de plantear el nuevo problema (la predisposición es anterior a procesamiento y al planteamiento). Esa predisposición, en ocasionas (cuando existe una transferencia positiva) nos puede ayudar a resolver de forma rápida y eficiente la nueva situación planteada, pero también, si la transferencia es negativa, nos puede secuestrar irremisiblemente, impidiendo que percibamos, planteemos y resolvamos correctamente la nueva situación.

Os adjunto un video que ilustra una prototípica transferencia negativa en un proceso de pensamiento analógico.

martes, 7 de abril de 2009

Autoconocimiento y transformación organizacional


Seguimos, en esta entrada, dándole vueltas a la ya célebre lista de las 27 preguntas.

Dado que la semana pasada no me fue posible reflexionar acerca de la pregunta número cinco: ¿Cuáles son los principales rasgos de la sociedad del conocimiento? esta semana voy a compartir mis puntos de vista, de forma entrelazada y simultánea, al respecto de las preguntas cinco y seis. La sexta tiene el siguiente enunciado: ¿Qué claves, palancas… hay que considerar para impulsar proyectos de transformación que lleguen al núcleo del trabajo y de las organizaciones (y no se queden en elementos periféricos o anecdóticos)?

Quisiera empezar diciendo que seguí con mucho interés y que me parecieron muy dinamizadoras y sugerentes las aportaciones que se realizaron como comentarios al magnífico post de Julen, en respuesta a la quinta pregunta.

Por mi parte, cuando pienso y me dejo sentir esto de la sociedad del conocimiento, siempre acabo echando en falta la necesidad de poner la mirada en el autoconocimiento.

Tengo la sensación de que una buena parte de los comportamientos de esa denominada sociedad del conocimiento no son más que una huida inconsciente del desconocimiento que los seres humanos tenemos de nosotros mismos, de nuestra falta de autoconciencia, de nuestro descuido profundo en la búsqueda de nuestro ser esencial.

Definimos conocimiento como esa síntesis integrativa entre el pensar, el sentir y el hacer, pero ignoramos que, a poco que profundicemos en nuestro autoconocimiento, nos daremos cuenta de que esa tríada casi nunca se produce de forma equilibradamente sana.

Autoconstruimos nuestro carácter distorsionando sesgadamente, desde la insania y desde la neurosis, ese equilibrio entre el pensamiento, la emoción y la acción. Unos pensamos como mecanismo defensivo para no afrontar nuestra dificultad en el sentir y en el hacer, otros generan mecanismos evitativos hipertrofiando la emoción ante sus limitaciones para la actuación y para el pensamiento, y otros, en definitiva, maximizan la acción, y así se olvidan de su incomodidad con el sentir y con el pensar.

Barrer de un plumazo el tema de que el conocimiento es la síntesis de la mencionada tríada, es dar carpetazo a uno de los núcleos gordianos de nuestra profunda incapacidad para reapropiarnos de nuestro ser.

Por tanto, esa sociedad del conocimiento que aparta, soslaya y minimiza el autoconocimiento, acaba derivando hacia la sociedad del desconocimiento, de la sofisticada profundidad en lo banal, de la huida evitativa y defensiva de la sabiduría esencial, sustituida por la hiperactividad de lo inauténtico de nosotros mimos.

Partiendo de la idea del autoconocimiento, las claves de la transformación organizacional, según mi punto de vista, deberían contener, de forma muy significativa, un alto componente de trabajo en el desarrollo de la conciencia de sí.

Tengo la impresión de que algunas de las líneas más interesantes en la transformación organizacional, que han hecho magníficas propuestas e importantes avances en el replanteamiento de la propiedad, en la redistribución del poder y en el rediseño organizacional, tienen pendiente, no obstante, la profundización en la autoconciencia que facilite la autotransformación, para dinamizar e impulsar, de forma integrativa y radical, procesos sustancialmente transformacionales en el mundo del trabajo y las organizaciones.

He visto muchas empresas con planteamientos muy avanzados en lo social, en lo cooperativo o en la organizacional, que sufrieron una significativa restricción en su avance porque muchas de las personas clave que formaban parte de ese proyecto, tenían, en lo personal, un gran desconocimiento de su carácter. No eran conscientes de que sus estructuras profundas de personalidad les impelían a realizar comportamientos compulsivos de repetición, radicalmente contrarios a los que defendían como valores basales del proyecto organizacional compartido.

A veces, pretendemos realizar avances determinantes en los ámbitos organizacionales sustanciados por la interdependencia, cuando no hemos superado, todavía, en lo personal, la fase de autoindependencia.

Efectivamente, en lo colectivo, realizamos profundos planteamientos alternativos al modelo imperante, mientras que en lo individual seguimos inducidos por compulsiones repetitivas de acción, por creencias limitadoras, por introyectos, por temores y por emocionalidades condicionadas y secuestradas, construidas, todas ellas, en nuestra primera infancia.

Pretendemos replantear en lo colectivo nuestra relación con la autoridad, cuando, en lo profundo, de forma individual, seguimos atados a las servidumbres inconscientes que construimos con nuestras figuras paternas.

Pretendemos desarrollar un conocimiento organizacional que integre la cognición, la emoción y la acción, sin ni siquiera conocer nuestros déficits esenciales y nuestras corazas caracterológicas individuales.

Por tanto, según mi mirada, tomando directamente el enunciado de la sexta pregunta de la lista, para impulsar proyectos de transformación que lleguen al núcleo del trabajo y de las organizaciones, tenemos, inexorablemente, que trabajar con nosotros mismos. Tenemos que darnos cuenta y responsabilizarnos de los elementos defensivos que hemos construido al desarrollar nuestra personalidad profunda. Tenemos que abordar cómo agredimos y como nos autoagredimos. Tenemos que ser conscientes de nuestros mecanismos de evitación. Tenemos que vomitar (asumiendo el dolor intrínseco que eso comporta) las creencias, los principios y las identidades que otros construyeron dentro de nosotros, cuando nuestra capacidad de decisión era nula.

Solo de esa manera reconquistaremos nuestra propia libertad, vomitando lo inducido y lo secuestrado y reintroduciendo en nosotros aquello (y solo aquello) que, desde nuestra consciencia adulta, libre y responsable, consideremos como propio. Ese es un paso esencial para que los proyectos de transformación colectiva lleguen a lo nuclear, sean sostenidos en el tiempo y creen riqueza en todos los niveles del sistema (incluyendo, ineludiblemente, nuestra dimensión interior como seres humanos realmente libres).

¿Y todo ello en el ámbito de la organización?

Por supuesto, en el ámbito de la organización.

La diáspora cartesiana, obsesionada por separar y disgregar, nos ha hecho creer que eso del desarrollo personal y de la liberación de introyectos y secuestros, es un tema ajeno y lejano al mundo de la organización y al de la empresa.

Nada más erróneo.

El proyecto común organizacional, constituido por personas que quieren desarrollarse, contribuir a la sociedad y crear riqueza, es un ámbito ideal para trabajar la desconstrucción de nuestras corazas limitadoras. No solamente es un ámbito ideal, de hecho, la consecución misma de los principios y valores enunciados en el proyecto compartido, solo se verán profundamente conseguidos, si se acomete, como dinámica sustancial de ese proyecto, el proceso de autoconocimiento, de liberación, de desarrollo y de sanación individual.

¿Y en la práctica, eso cómo se hace?

Os adjunto un artículo y una propuesta en los que podéis ver, de forma más detallada, la concreción de algunas de la ideas fuerza que he apuntado en el post.

El coaching que enferma, esclaviza y perpetúa.

Taller de liderazgo esencial.

Bueno, pues esta es mi mirada, ahora, como dice Julen, es vuestro turno.

A propósito de vomitar introyectos, os dejo con un video del poema de José Agustín Goytisolo: “No sirves para nada”, cantado por Paco Ibáñez.


En las imágenes, continuamos con obras de Kandinsky.

jueves, 2 de abril de 2009

Mis ideas basales acerca del management


Hace unos meses, Mónica Gálvez, del portal “Equipos&TalentoTV”, me realizó una videoentrevista acerca de mi visión del Management.

Os dejo con un corte de ese documento, estructurado en 21 fragmentos.

Gracias Mónica, por tu magnífico trabajo.


Podéis ver el resto de la videoentrevista aquí:
La imagen corresponde, nuevamente, a una obra de Kandinsky.
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