lunes, 15 de junio de 2009

¿Por qué no despedir al patrón?

Ando, estos días, reflexionando acerca de algunas de las afirmaciones que plantea Santiago Niño Becerra en su libro “El Crash del 2010”. Me sorprenden, de entre ellas, las siguientes:

· El subsector financiero es hoy un gigante aquejado de gigantismo: actualmente todo es financiero, todo está tocado por lo financiero. Lo financiero posibilita la inversión, anticipa y paga aplazadamente el consumo, mueve los capitales alrededor del planeta, asegura las inversiones, cobros, pagos, apalanca riesgos, cubre compras, emite medios de pago…

· Se dice que por cada dólar que se mueve en el mundo sustentado por la economía real, se mueven 300 en la financiera.

· Se cuenta que sumando todas las formas y manifestaciones del subsector financiero, el volumen alcanza un monto resultante que equivale a entre 25 y 30 veces el PIB del planeta.

Concateno mis reflexiones sobre esas afirmaciones con otras relacionadas con las ideas acerca de la propiedad, del poder y de la organización que plantea Alfonso Vázquez en su libro: Estrategias de la imaginación. Me quedo con el contenido del siguiente párrafo:

· La organización “sucede”, despliega de una u otra manera sus formas de desarrollo, su necesaria mutación, mientras estructuras y discursos subyacentes permanecen. La aporía consiste en que lo que es necesario para realizar el potencial de los seres que pueblan la organización y, por tanto, su propio potencial, tiene que ser inhibido para que las estructuras permanezcan; consiste en que el potencial generador de riqueza (de todo tipo) contenido ya en la nueva esencia del trabajo tiene que ser inhibido para preservar potestades, prebendas y privilegios. Lo que lleva a Kornberger y otros (2006) a afirmar: “Finalmente, sin embargo, la jerarquía no puede aprender. Su única vía para experimentar un cambio radical es cuando cesa de existir”. (El subrayado es mío).

Digo que, andaba yo en este cruce de reflexiones entre crisis financiera y modelos organizacionales, cuando me he topado, en la Vanguardia, a modo de síntesis lúcida y sincrónica, con el artículo de Naomi Klein que a continuación os reproduzco.

Relacionando el artículo de Klein con los planteamientos de Niño y con las ideas de Vázquez, podríamos sintetizar afirmando algo así como: “Ante el crash del gigantismo de unas finanzas virtuales, y dado que la jerarquía no puede aprender, tendríamos que considerar muy seriamente la posibilidad de despedir al patrón”.

Se admiten comentarios acerca de esa posibilidad.

Os adjunto el artículo.

¿Por qué no despedir al patrón?

En el año 2004 realizamos un documental titulado "La toma" (página web: thetake.org) sobre el movimiento argentino de empresas dirigidas por los trabajadores. Después del dramático hundimiento económico del país en el 2001, miles de trabajadores irrumpieron en sus fábricas cerradas y reanudaron la producción, creando cooperativas laborales.

Abandonados por patronos y políticos, los trabajadores recuperaron sus salarios e indemnizaciones impagadas sin dejar de reivindicar sus puestos de trabajo en el proceso en cuestión.

Cuando fuimos de gira por Europa y Estados Unidos para presentar la película, cada sesión de preguntas y respuestas terminaba con la pregunta: “Todo eso está muy bien en Argentina, pero ¿podría llegar a suceder aquí?”.

Pues lo cierto es que ahora que la economía mundial se parece en mucho a la de Argentina en el 2001 (y por buena parte de las mismas razones), se advierte una nueva oleada de acción directa, en esta ocasión entre trabajadores de países ricos.

Las cooperativas brotan de nuevo como alternativa práctica contra más despidos. Trabajadores de Estados Unidos y Europa comienzan a plantear las mismas preguntas que sus homólogos latinoamericanos: “¿Por qué hemos de ser despedidos? ¿Por qué no podemos despedir al patrón? ¿Por qué se consiente al banco que pase a liquidar nuestra empresa mientras obtiene miles de millones de dólares por nuestro dinero?”.

El día 15 de mayo participamos en la sede de la prestigiosa escuela Cooper Union de Nueva York en un grupo de conferenciantes para abordar el asunto, bajo el título “Despide al patrón: la solución del control obrero, de Buenos Aires a Chicago”.

Nos visitaron integrantes del movimiento en Argentina, así como trabajadores en lucha de la empresa Republic Windows and Doors, de Chicago.

Fue una excelente manera de escuchar directamente a quienes intentan reconstruir la economía desde su misma base, y que necesitan un apoyo valioso y positivo de la sociedad, así como de los responsables políticos a todos los niveles del gobierno. Para quienes no pudieron estar presentes en este acto en la Cooper Union, he aquí un breve resumen de algunos de los hechos más recientes en el ámbito del control de las empresas por parte de los trabajadores.

En Argentina, origen y fuente de inspiración directa de numerosas acciones obreras, ha habido muchas más tomas de empresas en los últimos cuatro meses que en los cuatro años anteriores. Un ejemplo: Arrufat, fabricante de chocolate con una historia de setenta años, fue abandonada de golpe por sus propietarios el pasado mes de enero. Treinta empleados ocuparon la planta y, pese a la inmensa deuda con los servicios de suministros públicos dejada por los antiguos propietarios, han estado fabricando chocolate con energía obtenida mediante el empleo de generadores.

Gracias a un crédito inferior a 5.000 dólares de The Working World (página web: theworkingworld.org), un fondo de capital/ ONG creado por un admirador de La toma, pudieron fabricar más de diez mil huevos de Pascua, su fin de semana más importante del año. Con unos beneficios de 75.000 dólares, se llevaron a casa mil dólares cada uno y ahorraron el resto para la producción futura.

En el Reino Unido, Visteon es un fabricante de componentes para la industria automovilística convertido por Ford en una filial en el 2000. En una de las plantas de fabricación, cientos de trabajadores recibieron - con seis minutos de anticipación-el aviso de que perderían sus puestos de trabajo. Doscientos trabajadores en Belfast hicieron una sentada sobre el techo de la fábrica y otros doscientos siguieron su ejemplo al día siguiente.

Durante las semanas posteriores, Visteon decuplicó el importe de su paquete de indemnización con respecto a su oferta inicial, pero la empresa se niega a colocar el dinero en las cuentas bancarias de los trabajadores hasta que abandonen los centros de trabajo, en tanto que estos se niegan a marcharse hasta que vean el dinero.

En cuanto a Irlanda, a principios de este año, una fábrica cuyos empleados elaboran el legendario cristal de Waterford fue ocupada durante siete semanas cuando la empresa matriz Waterford Wedgewood entró en liquidación después de ser adquirida por una firma privada de inversiones de Estados Unidos.

La firma estadounidense ha dispuesto ahora diez millones de euros en un fondo de indemnización y negocia para conservar parte de los empleos.

En Canadá, al tiempo que han caído tres grandes de la industria automovilística estadounidense, se han producido este año al menos cuatro ocupaciones de centros de trabajo y oficinas de parlamentarios provinciales canadienses a cargo de trabajadores del sindicato Canadian Auto Workers. En cada caso, las fábricas se hallaban en proceso de cierre y los trabajadores no recibían indemnización alguna por lo que se les adeudaba. Ocuparon las fábricas para impedir que se llevaran la maquinaria, valiéndose de esta acción como medio de presión para obligar a las empresas a volver a la mesa de negociación, en idéntica dinámica a la de las ocupaciones de fábricas por trabajadores argentinos.

En Francia se ha registrado este año una nueva ola de “secuestros de patronos” durante los cuales empleados enfurecidos han retenido a sus jefes en fábricas que afrontaban la circunstancia del cierre. Hasta ahora, las empresas incluyen a Caterpillar, 3M, Sony y Hewlett Packard.
Un dirigente sindical francés dijo el pasado mes de marzo: “Quienes siembran miseria cosechan furia. La violencia la ejercen quienes recortan puestos de trabajo, no los que los defienden”. Y el mes pasado, mil trabajadores de la siderurgia francesa y belga perturbaron la asamblea anual de accionistas de ArcelorMittal, la mayor empresa siderúrgica del mundo. Invadieron la oficina central de la empresa en Luxemburgo, destrozaron puertas, rompieron ventanas y se enfrentaron a la policía.

En cuanto a Estados Unidos, el pasado mes de diciembre, en Chicago, 260 trabajadores de Republic Windows and Doors ocuparon su planta durante seis jornadas trascendentales. Mediante una inteligente campaña contra el mayor acreedor de la empresa, Bank of America (”¡A vosotros os rescataron, a nosotros nos vendieron!”) y una gran solidaridad internacional, obtuvieron las indemnizaciones que se les debía. La planta está reabriéndose con nueva propiedad, es eficiente desde el punto de vista energético y todos los trabajadores han sido contratados con sus antiguos salarios.

En Chicago se advierte una nueva tendencia. Hartmarx, por ejemplo, es una empresa de 122 años de antigüedad que confecciona trajes de oficina, incluido el de color azul marino que Barack Obama vestía la noche de su toma de posesión, además del abrigo usado en la ocasión. La empresa ha suspendido pagos. Su mayor acreedor es Wells Fargo, que recibió un rescate por valor de 25.000 millones de dólares de fondos públicos. Aunque hay dos ofertas para comprar la empresa y mantenerla operativa, Wells Fargo quiere liquidarla. Y 650 trabajadores votaron a favor de ocupar su fábrica en Chicago si el banco sigue adelante con la liquidación.

NAOMI KLEIN, columnista de ´The Nation´ y ´The Guardian´. Autora de ´La doctrina del shock. El auge del capitalismo del desastre´

Traducción: José María Puig de la Bellacasa

La foto que acompaña la entrada, cuyo título es TODOS A UNA, la encontré en http://www.fototalentos.com/

Os incrusto el vídeo del trailer de la película “La toma” a la que se hace referencia en el texto.

Podéis ver la película completa en: http://video.google.es/videoplay?docid=-6939956197822128063

5 comentarios:

Julen Iturbe-Ormaetxe dijo...

Yo prefiero apuntar en otra dirección: la de crear formas nuevas de organizarnos. Vamos, olvidar la idea tradicional de empresa y recomenzar otro tipo de relaciones entre personas para generar nuestro sustento.
Como siempre, estupendo leerte.

Alfonso Vázquez dijo...

¡Eres de piñón fijo, Julen! Respetando totalmente tu opción personal por lo "nuevo" -que mañana será viejo-, creo, como ya hemos hablado hoy, que el 99% de las "empresas" (en el sentido reduccionista que tú das al término) no está en esa órbita y, sin embargo, aunque difícil, su transformación es fundamental para avanzar hacia una sociedad más sostenible. Universalizar las preferencias individuales es un anhelo legítimo, pero socialmente puede no ser muy transformador.
Muchas gracias, Juan, por tu siempre interesante escrito y unirme a ti en la recomendación vehemente de visionar "La toma", tiene muchas claves...
Abrazos.

Julen Iturbe-Ormaetxe dijo...

Transformar empresas es una opción. Ánimo con ello. Hace falta, seguro.
Pero yo veo un problema: son un rollo, un aburrimiento, están llenas de desigualdades de la peor calaña, mienten, prefieren pagar multas que ser socialmente responsables y un largo etcétera.
"Universalizar las preferencias individuales es un anhelo legítimo, pero socialmente puede no ser muy transformador"... a lo que cual puede rebatirse "universalizar el deseo de transformar las empresas es un anhelo legítimo, pero socialmente puede resultar perverso sobre todo cuando la crisis sigue mostrando que las personas son recursos prescindibles" (al 99,9%).

Juan Palacios dijo...

Gracias Alfonso.

Gracias Julen.

Gracias por plasmar vuestros puntos de vista en este jardín.

Os regalo, como agradecimiento, una parábola Zen.

Un abrazo de corazón para ambos.


EL MONJE FURIOSO

Dos monjes zen estaban cruzando un río cuando se encontraron con una mujer joven y hermosa que también quería cruzarlo, pero tenía miedo.

Dado que la mujer no se atrevía a pasar, uno de los monjes la subió sobre sus hombros y la llevó hasta la otra orilla.

Al ver lo que sucedía, el otro monje enfureció. No dijo nada pero hervía por dentro.

¡Eso estaba prohibido! un monje budista no debía tocar una mujer y su compañero no sólo la había tocado, sino que la había llevado sobre los hombros.

Después de recorrer varias leguas, cuando llegaron al monasterio, mientras entraban, el monje que estaba enojado se volvió hacia el otro y le dijo:

-Tendré que decírselo al maestro. Tendré que informar acerca de lo sucedido. Lo que has hecho está prohibido.

-¿De qué estás hablando? ¿Qué está prohibido? -le dijo el otro.

-¿Te has olvidado? Llevaste a esa hermosa mujer sobre tus hombros -refunfuñó el que estaba enojado.

El otro monje se rió y luego dijo:

-Sí, yo la llevé, pero la dejé en el río, muchas leguas atrás. Sin embargo, tú todavía sigues con ella a cuestas...

Julen Iturbe-Ormaetxe dijo...

Disfrutamos con la mujer a cuestas, no te quepa la menor duda ;-)

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