miércoles, 25 de febrero de 2009

Las competencias y el chiste de la trompeta


“No hay partes en absoluto. Lo que denominamos parte, es meramente un patrón dentro de una inseparable red de relaciones.”
Fritjof Capra (la trama de la vida)

Hace un tiempo, se ha puesto de moda el tema de las competencias: gestión por competencias, dirección por competencias, selección por competencias, evaluación por competencias, desarrollo por competencias…

A mí, esto de las competencias, me parece un grandísimo, desproporcionado y peligroso tocomocho.

Según mi punto de vista, las competencias no existen. Nos son más que alucinaciones analítico-reduccionistas inventadas por cuatro espabilados para hacer su agosto.

Os comento una experiencia.

Hace unos años, contactó conmigo una de las principales empresas españolas. Una de esas que forman parte del “selectivo” Ibex-35.

A esa insigne empresa, una insigne consultoría, de ámbito mundial, de esas que predican las bondades de las competencias (y de las que hacen su agosto, a cuenta de ellas), les había hecho una “auditoría competencial” para determinar qué competencias era más necesario que desarrollaran sus directivos.

La conclusión fue que la competencia que más inminentemente tenían que desarrollar era: “el trabajo en equipo”.

Me pidieron que, para desarrollar esa competencia, diagnosticada como la más relevante, les hiciera una propuesta formativa.

Les planteé la realización de un Micromundo en el que los equipos de trabajo tenían que aprender haciendo, a partir de la definición e implementación de estrategias para la consecución de determinados retos. Durante ese proceso, las personas que participaban en la acción formativa, tenían que: comunicarse, abordar modelos mentales individuales y colectivos, romper creencias limitadoras, negociar, resolver problemas, tomar decisiones, etc.

Me contestaron diciéndome que les parecía interesante mi propuesta pero que no cuadraba con su necesidad, ya que, ese año, sólo iban a desarrollar la competencia de “trabajar en equipo”, y que en años sucesivos, según fuera indicándolo la auditoría, ya irían desarrollando las otras competencias, que yo había “juntado y mezclado” en mi propuesta.

Una respuesta, como se ve, para cubrirse de gloria.

O sea que, ellos no iban a “juntar ni a mezclar”, ellos iban a aprender a trabajar en equipo sin comunicarse, sin afrontar modelos mentales, sin negociar, sin tomar decisiones… (No lo iban a hacer así, porque todo eso sería el aprendizaje de años sucesivos, según fuera determinándolo la auditoría).

Insisto, para cubrirse de gloria.

Su respuesta suena algo así como el chiste de la trompeta:

Alguien le pregunta a un trompetista… ¿Oye, cuánto tiempo se necesita para aprender a tocar la trompeta? Y este responde: pues está claro, tres años. Un año para el primer pulsador, un año para el segundo, y otro para el tercero.

Total, lo titulado: las competencias y el chiste de la trompeta.

Imagen: Máscara, de María Cristina Faleroni.

Os adjunto un video para que veáis lo que se puede lograr con el método: tres años, tres pulsadores, para aprender a tocar la trompeta.



8 comentarios:

Yoriento.com dijo...

"A mí, esto de las competencias, me parece un grandísimo, desproporcionado y peligroso tocomocho."

Y rematado con el chiste de la trompeta, genial¡¡ De verdad, cómo coincido contigo. Me lo llevo todo envuelto para el Bar de Yoriento de este finde si puedo, con tu permiso.

Un saludito :-)

Anónimo dijo...

Hola Juan. No comparto tu punto de vista sobre las competencias. Hay muchas empresas que se apuntan a una moda, como parece que ocurre en el caso que comentas, sin saber muy bien en qué consiste. He desarrollado modelos de competencias, los he implantado, los he usado durante años y he recibido feedback muy positivo tanto de gerentes como de empleados, al que sumo mi propia experiencia personal.
Por cierto, la propuesta que hiciste sobre "trabajo en equipo" me parece fantástica y estoy convencido de que realmente hubiera ayudado a desarrollar la competencia.
JM

Nacho Muñoz dijo...

Estoy absolutamente en desacuerdo con esta frase:

"Según mi punto de vista, las competencias no existen. Nos son más que alucinaciones analítico-reduccionistas inventadas por cuatro espabilados para hacer su agosto."

1º Las competencias sí existen: el término "competencia" es un constructo teórico que recoge una serie de comportamientos que llevan a cabo las personas y que están asociados con un desempeño deficitario, bueno o excelente en un puesto de trabajo concreto y en una organización concreta.

2º No es, por tanto, un análisis analítico-reduccionista (que es lo que comentas en el post), sino que se trata de una estrategia que se utiliza para seleccionar, para formar, para desarrollar, para evaluar, para identificar cómo se están comportando las personas dentro de una organización (y compararlas con el cómo deberían comportarse) y, en algunos casos, también para retribuir.

3º No he inventado el término competencias, pero sí he hecho mi pequeña aportación en alguna revista científica y no me considero uno "espabilao".

4º También tengo que matizar que no hago el agosto con la gestión por competencias, ya que me encuentro con numerosos empresarios que, al igual que tú, no considera esta estrategia de gestión acertada. Los que sí utilizan adecuadamente esta estrategia de gestión casualmente (o causalmente, no lo sé) son empresas bastante competitivas y muy bien posicionadas en el mercado.

Tras decir todo esto, te transmito que he intentado posicionarme con toda la asertividad que he podido a favor de mi opinión, que como verás está a bastante distancia de la tuya. Por eso te digo que si te ha ofendido alguna palabra de la escrita te pido disculpas.

Un saludo,
Nacho Muñoz

Manel Muntada dijo...

Muy bueno el post Juan. La verdad es que comparto tu comentario desde el punto de vista en que lo expones. Tal cual.
Así y todo, creo que el concepto competencia es interesante como herramienta para trabajar una gestión integral de los equipos y de las personas…mucho más interesante que el APT (te acuerdas?;-).
Es una pena que este tipo de herramientas que requieren todavía de una vuelta de tuerca más, sean tan mal utilizadas/vendidas… pero actualmente…se salva alguna cosa?
Estoy llevando algún proyecto interesante de desarrollo directivo vinculado a competencias, todo desde una óptica beta…por supuesto.
Contento de saludarte y reencontrarte

Julen Iturbe-Ormaetxe dijo...

Competencias: un extendido negocio para muchas empresas de consultoría... que la mayor parte de las veces ha terminado por quedar en hermosos documentos, con tablas de múltiples filas y columnas.
Eso sí, la realidad iba por otro lado.

Anónimo dijo...

Hola Juan,

Me imagino que esperabas cierta polémica con el post, así que...

Si la gestión por competencias es un tocomocho, ¿qué hacías ofertando formación, majete? ¿Sería otra tu opinión si te hubieran contratado? :-D

(Discúlpame la licencia, por favor)

Lo que es un tocomocho es la combinación de consultores despabilados y clientes... in-competentes. Ahí si que se pueden hacer no sólo agostos, sino veranos enteros. Pero una gestión por competencias bien fundamentada y aplicada con sentido común es tremendamente útil.

Gracias por la posibilidad de comentar y un saludo muy cordial,

Jaime

Juan Palacios dijo...

Gracias Alfonso.
Gracias por tu saludito. Uno para ti. Celebro que coincidas conmigo y que te guste el chiste de la trompeta.

Gracias José Miguel.
Gracias por no compartir mi punto de vista. Gracias por pasarte por aquí y por dejar tus opiniones.

Gracias Nacho.
Gracias por estar absolutamente en desacuerdo con alguna de las frases de mi entrada. Gracias por posicionarte con toda la asertividad que has podido, a favor de tu opinión. Gracias por tu saludo. Uno bien grande para ti.

Gracias Manel.
Gracias por tus palabras. Yo también estoy muy contento de reencontrarte y saludarte.

Gracias Julen.
Gracias por tu comentario y por pasarte por aquí.

Gracias Jaime.
Gracias por participar en la polémica y por discrepar. Un saludo muy cordial también para ti.

Mi reconocimiento y mi gratitud para cada uno de vosotros.

Abrazos, versos y sonrisas.

Juan.


LA VENTOLERA

Silba el viento dentro de mí.
Estoy desnudo.
Dueño de nada, dueño de nadie,
ni siquiera dueño de mis certezas,
soy mi cara en el viento, a contraviento,
y soy el viento que me golpea la cara.

EDUARDO GALEANO

Anónimo dijo...

La suerte es que, como cualquier moda, la gestión por competencias parece ser pasajera. Parece que las nuevas tendencias primavera-verano van por los derroteros de la gestión por valores. Esperemos que ésta no vaya también por partes.

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