jueves, 8 de enero de 2009

El futuro de los departamentos de formación en las organizaciones


Este año hará dos décadas que fundé, con dos socios más, una consultoría en formación. Esa organización, de la que me desvinculé un par de años después, es, a día de hoy, una de las más importantes empresas españolas dedicadas a la formación en las organizaciones. En 1999, hace diez años, para celebrar el décimo aniversario de su constitución, me pidieron que redactara un breve artículo acerca de algún tema que considerara interesante en relación a los departamentos de formación en las organizaciones: querían incluirlo en un número especial de su revista. Accedí a ello y redacté e hice llegar a la persona responsable, el artículo solicitado. Después de unos días, uno de mis antiguos socios, en calidad de gerente de la consultoría a la que me refiero, me comunicó que no iban a publicar el artículo que les acababa de entregar. Me vino a decir que, aunque estaba de acuerdo con la mayoría de las cosas que yo decía en el escrito, no era conveniente ser tan explícito con los clientes, no fuera a ser que se lo tomaran a mal.

La cosa quedó así y ese documento ha permanecido olvidado, durante diez años, en algún recóndito lugar de los diferentes discos duros, de los cuatro o cinco ordenadores que he tenido desde entonces.

Hoy, unos diez años después de escribir ese artículo, justo el año en el que se celebra el veinte aniversario de la constitución de esa organización, buceando en el disco duro de mi ordenador actual, me he topado con el susodicho documento. Le he echado una rápida ojeada, he esbozado una nostálgica sonrisa y he decidido lanzarlo a la inmensidad del mundo a través de mi blog. Después me he dicho: pero qué poco han cambiado las cosas en algunos ámbitos, en los últimos diez años…

Os dejo con el censurado artículo. Espero que os sirva.



Habitualmente, en las empresas, se considera un significativo avance organizacional disponer de un amplio y bien dotado departamento de Formación. Sin embargo, actualmente, están sucediendo cosas que nos hacen reflexionar acerca de la validez de la primera afirmación planteada. Cosas tales como las siguientes:

- Los departamentos de formación han engordado de forma rolliza a base de un exceso de grasa y a costa de músculo. Este hecho hace que su competitividad sea significativamente deficitaria.

- Los departamentos de formación se han llenado de "ogos" y "ólogos" (pedagogos, psicólogos, sociólogos...) que manejan una bonita palabrería y unas sugerentes teorías pero que, a la hora de la verdad, no conectan con las necesidades reales de la organización.

- En los departamentos de formación se produce un abuso desproporcionado del maquillaje: cifras cuadradas a martillazos, cursos fantasmas, acciones formativas que se realizan sólo porque están subvencionadas...

- En los departamentos de formación... (añada todo lo que está pensando).

Por tanto, ya empieza a ser hora de DESTRUIR los departamentos de formación. En el futuro, las organizaciones competitivas con estructuras organizacionales avanzadas y racionales, tenderán a prescindir de esos departamentos tal como los entendemos y los vemos ahora. En esas organizaciones, el departamento de formación estará reducido a la mínima expresión. La mayor parte de su conocimiento será transferido a cada uno de los responsables de los equipos de trabajo. Esos responsables actuarán como verdaderos directores e impulsores de sus recursos humanos. Los técnicos en formación se reconvertirán en consultores internos y esos consultores internos se apoyarán, de forma significativa, en consultores externos. Desaparecerá la grasa fofa y aparecerá el músculo potente. Los "ogos" y los "ólogos" se olvidarán de las vaguedades y de la nimiedades que aprendieron en sus respectivas facultades, y aprenderán, por fin, que en una organización, el conocimiento que no se aplica es un puro despilfarro. Se abandonará el maquillaje desproporcionado y chillón, y, de una vez por todas, lo real y lo formal tenderán a confluir. Se asumirá la formación como una inversión y como una política estratégica fundamental y no como un gasto. Por tanto, desaparecerá la fiebre de la subvención fácil y del curso malo pero gratis...

En definitiva, en ese tipo empresas organizacionalmente racionales, trabajar y aprender será un binomio natural y cotidiano, cosa que nunca tuvo que dejar de ser.

4 comentarios:

José Carlos Amo Pérez dijo...

Enhorabuena por tu texto. De plena actualidad y vigente más que nunca. Como diría mi amigo Mario Dehter hay personas que prefieren escuchar lo que quieren escuchar, pero no lo que necesitan escuchar. Creo que los que nos dedicamos profesionalmente a la formación necesitamos escuchar ciertas cosas, aunque no nos gusten. Gracias.

José Carlos Amos

Juan Palacios dijo...

Gracias José Carlos por tus palabras.

Estoy contigo: cada vez que releo el texto, me parece más actual.

Versos y sonrisas.

Juan.

Anónimo dijo...

Perfecto, no podría estar más de acuerdo. No te haces a la idea de lo que tu post me anima a seguir en la senda que acabo de iniciar. Un proyecto de consultoría basada en ingenieros con fuerte formación en psicología y orientados a resultados. ME encantarái poder intercambiar puntos de vista contigo.

Nacho Muñoz dijo...

Hola Juan.
Acabo de descubrirte. Enhorabuena por el blog.
Me he detenido en este post que me ha parecido muy interesante por el relato tan pornográfico de la situación de los departamentos de formación. Entiéndeme, pornográfico en el sentido de exponer toda la evidencia y realidad de la situación empresarial.
Me ha encantado cuando dices en el texto: "El departamento de formación estará reducido a la mínima expresión. La mayor parte de su conocimiento será transferido a cada uno de los responsables de los equipos de trabajo". Siempre he defendido que el conocimiento que alberga el departamento de formación y, diría yo, todo el departamento de RRHH, debería estar transferido a todas aquellas personas que tienen a su cargo otras personas.

Te añado a mi reader.
Un saludo,
Nacho Muñoz

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